Nuestras viviendas de madera se construyen con troncos de crecimiento muy lento, lo que resulta en una madera compacta, extremadamente dura y altamente resistente.
Además, toda la madera destinada a la construcción se trata previamente con productos contra la humedad, parásitos y protectores solares, asegurando una larga vida útil a este tipo de construcción. En estas condiciones, las casas de madera pueden perdurar a lo largo de varias generaciones con un buen mantenimiento, sin sufrir grandes deterioros.
Es crucial proteger las casas de madera de los rayos solares UV con barnices o lasures adecuados. Aplicando un barniz de poro abierto cada 5 – 6 años aproximadamente, se garantiza una conservación óptima de la superficie exterior y se minimizan los efectos del sol, como lo demuestra la larga tradición de casas de madera en zonas de alto sol y temperaturas elevadas.